El presidente del PP de Burgos y de la Diputación, César Rico, ha evidenciado hoy su apoyo a la reforma local que quiere aprobar el Gobierno de Mariano Rajoy y que vaciará de competencias a los ayuntamientos, en especial a los de menos de 20.000 habitantes, para dejarlas en manos de la iniciativa privada y que pone en peligro la pervivencia de las pedanías.

 

Con su ausencia y silencio ante las concentraciones que se han celebrado en los ayuntamientos de todo el país bajo la organización de la Comisión de Alcaldes y Alcaldesas, Rico, el presidente de la segunda provincia con más entidades locales menores de Castilla y León (652) y que cuenta con más municipios de España, (371), ha continuado con su agenda como si las reivindicaciones no afectaran en nada a los pueblos burgaleses.

 

De hecho, ha convocado el Pleno ordinario de la Diputación Provincial a su hora habitual, a las 12,00 horas, a pesar de que coincidía con la hora prevista para las concentraciones.

 

Por eso, las primeras palabras del portavoz del Grupo Socialista, José María Jiménez, al inicio de la sesión, han sido para reiterar el apoyo del PSOE a las reivindicaciones de la Comisión de Alcaldes y Alcaldesas y a las concentraciones de hoy, de las que ha lamentado, los diputados provinciales no han podido participar.

 

Los socialistas burgaleses no han querido desaprovechar la ocasión de pedir a Rico que fije la postura del equipo de Gobierno de la Diputación sobre esta reforma y es ahí en donde el presidente se ha vuelto a retratar. Según ha afirmado, “la reforma no es mala en sí misma, mejorará la calidad de los servicios públicos y hay que dejar un margen de desarrollo legislativo antes de determinar si es buena o mala".

 

En definitiva, el presidente de la Diputación ha dicho, en un momento en el que esta reforma está sembrando gran inquietud y un rechazo mayoritario en el mundo rural, que “en el texto no se puede apreciar si es buena” y que no podrá comprobarse “hasta que se haya ejecutado”.